Chino, California—10 de septiembre de 2013
El mercado actual de sillas de iglesia está inundado de sillas importadas de baja calidad vendidas a través de Internet desde fábricas mal reguladas en Asia. Las sillas más populares y económicas llegan sin montar. El consumidor debe instalar los respaldos antes de su uso.
La mayoría de las sillas de iglesia que se venden hoy en día y que cuestan menos de $40 e incluso algunas de las de mayor precio se importan de regiones de Asia. La calidad de estas sillas varía según el fabricante y los controles establecidos por el corredor o el importador. Si bien una pequeña minoría tiene una calidad aceptable, la mayoría está diseñada para superar el proceso de venta y el primer año de uso antes de desmoronarse. Utilizan materiales de baja calidad, como espumas con rellenos, telas livianas, pinturas de mala calidad y componentes fabricados a bajo costo para garantizar que el precio pagado por el intermediario se mantenga extremadamente bajo y su margen de beneficio muy alto. Las iglesias que compran sillas de este tipo descubren muy pronto que recibieron mucho menos silla de lo que pagaron. Una alerta al consumidor elaborada para iglesias por Bertolini analiza los hechos sobre lo que debe saber antes de comprar sillas de iglesia importadas y las empresas que las venden.
Estos son los riesgos típicos asociados con la compra de una silla de iglesia importada en un minorista en línea:
- Pueden tener acabados que contengan plomo.
- Suelen estar fabricados con materiales cuestionables.
- Les falta atención al detalle que crea calidad estética.
- Pueden contener espuma que no cumple con los códigos de incendio locales.
- No están regulados por motivos de salud y seguridad.
- Pueden contener formaldehído y generar emisiones de gases nocivas para la salud.
- Puede ser difícil igualarlos, reemplazarlos u obtener servicio para ellos.
El impacto medioambiental negativo de las sillas importadas es terrible. China sigue siendo el mayor emisor de gases contaminantes de efecto invernadero del mundo. Las fábricas chinas tienen pésimos registros de seguridad de los empleados, y eso no es todo. El riesgo que corre un consumidor con los productos fabricados en China es la falta de regulación (formaldehído, plomo, etc.) y la falta de una calidad constante. Que estos riesgos sean un problema realmente depende de la empresa que importa el producto. ¿Tienen la integridad para velar por el bienestar de sus clientes, o se trata de maximizar las ganancias minimizando los costos a expensas del cliente? ¿Existe una diferencia real entre las sillas fabricadas en Estados Unidos y las importadas de otros lugares? Sí, existe riesgo para la salud, calidad, orgullo por la mano de obra y garantía del producto.
"Aquí en Bertolini Inc. recomendamos encarecidamente al consumidor que realice una investigación exhaustiva y haga preguntas antes de comprar sillas para sus instalaciones", dice Chuck Horn, presidente de Bertolini Inc.